No puedo decir que sea una costumbre porque la verdad es que solo lo he hecho dos veces, una por cada uno de los libricos con los que os vengo asaeteando :), pero si hubiera un tercero o los que quieran venir, quiero recrear cada uno de ellos en una pequeña escena. Con mi Canelo fue el encantador bosque nocturno de Silbalabí y lo primero que pensé para Estela fue ese dulce país de los cuentos sin escribir, pero antes de reparar en lo complicado que podría haberme resultado hacer ese arco iris multicolor, me di cuenta de que en mi corazón lo que realmente se había instalado era aquel cojín que tan amorosamente ahuecaba Estela...
Cuando lo soñaba, di con el tutorial de una butaca y hasta llegué a tener cortados los patrones y elegida la tela con la que pensaba tapizar, pero entonces llegaron los cuadros de Victoria y me di cuenta de que aquellas no eran maneras de estar a la altura así que entré en tratos con "Sophia Miniatures" y qué queréis que os diga, no hay contimparación! En el mismo viaje llegó la lámpara, uno de esos amores a primera vista :)
Los tres primeros fueron niños y quizá por eso me decidí a dejar a la pequeña en la escena :), me partía el corazón enviarla también al colegio :)
Es una suerte que Mauro no pudiera resistirse a ese trenecito cuando lo vio y volviera a casa con la sorpresa para su pequeña. Ahí donde la veis, es un verdadero trasto y yo temía por mi juego de te :)
Azucena no quedó muy convencida con mi rendición ante la butaca pero finalmente transigió no sin antes dejar muy claro que no habría más concesiones y que aquella escena había que currársela en condiciones, así que desenfundé un par de kit de Mini Mundus que formaban parte de mi fondo de armario miniaturil no recuerdo ni desde cuando y me hice con esta rinconera y la pequeña cómoda de la que hablaba el cuento :)
Buscaba sobre todo calidez, así que decidimos no pintar sino teñir y encerar los muebles una vez montados y me encanta el resultado.
Lo más complicado de todo? Colocar la espiral de ese cuaderno! Fue muy sencillo dar la forma adecuada a un trocito de alambre, pero hacerlo pasar después por esos agujeros diminutos resultó una auténtica cruzada.
Las lilas son de Victoria. Las guardaba en una cajita de cristal a la espera de encontrarles mejor lugar. Se van los ojos al jarrón, verdad? :) Sobre la mesita, una pipa, Mavara no me hubiera perdonado que prescindiera de ella. :)
Y así quedó :)
Cuando la miro no puedo evitar sonreír y pensar que tampoco hacía falta el trabajo que me tomé; con haber puesto simplemente los cuadros de Victoria la escena estaba perfecta :)
Y por fuera??? Cómo me las apañé para vestir la caja por fuera? :)
Así de fásil!!! :)