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jueves, 31 de enero de 2019

Maison Bois: el salón (2)

   Aunque a la "casita Bois" la mece la brisa de la Alameda, nada que huela a mar le resulta ajeno; y aunque a Gabriela y a mi nos despierta el gorjeo de los gorriones, a veces, en la quietud de la tarde las dos hemos presentido un graznido de gaviota... El mar en el que Enrieta tomaba sus baños de olas en los días de bonanza está en el aire aunque no se nombra.

  En las páginas de este blog he ido desgranando retazos de una historia apasionante... quienes me seguís ya sabéis que, después del naufragio, la casita de la playa se cerró para siempre y ahora os confieso que sobre ella se impuso un rotundo silencio que nadie desde entonces se atreve a romper en presencia de Enrieta. Pero lo que los silencios esconden, la vida lo hace brotar de cien mil maneras :) así, la orilla de aquella playa está siempre presente en el azul y espuma de la alcoba, en cada pequeño mueble que conseguimos recuperar y restaurar o en un sinfín de caracolas que Gabriela se ha atrevido a dejar caer por aquí y por allá, como en esa mesita velador que ya se ha convertido en la firma de todas mis escenas... :) Ojo a esa pareja de novios que nos regaló mi Mav... os aseguro que cabe con holgura dentro de un dedal ♥



  Entre la vitrina sin nombre y la pared quedaba un hueco demasiado pequeño para que luciera cualquier cuadro, pero enorme para dejarlo vacío. Qué mejor que "Cherubín" para llenarlo de luz sin estridencias?  :)





  No, no voy a pasar por alto a la niña del paraguas amarillo :) El impermeable color cereza fue la estrella de nuestra última colección de otoño; resultaba tan irresistible con el gorrito a juego que pedí a Vic que me lo bordara para preservarlo :) El día que lo tejió una alondra se posó sobre la verja, la veis? :)





  Nuestra pasión por las casitas -no solo por la de la playa- nos mantuvo ocupadas muchos días a Gabriela y a mí :) Recuerdo que mi casita grande la construimos mi marido y yo sobre la mesa del comedor y tuvo horrorizada a mi madre hasta que la llegada de mis chiquillos nos hizo recuperar la cordura, jaaaaa! Qué Alameda podría sostenerse sin su casita de muñecas? :) Era obvio que de un modo u otro nuestra pasión debía estar presente también en el salón, fundiéndose con él como las minis se funden con nuestro día a día y desde el primer momento lo tuvimos claro...





 Me encanta!!!!! ♥ Acomodamos el color de la fachada a la tónica del salón y pintamos el tejado y las ventanas de roca de malecón; para fundirlo con el ambiente forramos el interior y tres de los cuatro estantes con el mismo papel que la pared... Y por qué dejaríamos sin forrar ese  primer estante?  :)





 Jaaa! Nooo, no voy a dejaros en la duda, Carmen no me lo perdonaría! Dejamos de forrar ese primer estante por la misma razón por la que Enrieta solo compraba las ensaimadas en la tahona del sobrino de Don Agustín: puro capricho, queridos! :) Creo que tampoco llega a apreciarse demasiado bajo los cuadernos de patrones que me guían en los gurimuris y en mis alardes de gancho y aguja, pero eso es lo de menos; yo sé que el estante desnudo está debajo como sé que los armarios y cajones de mis casitas nunca están vacíos :) En cualquier caso, la balda que me atrapa el corazón es la segunda... ♥



  Por debajo de ella, uno de esos jarrones "pocacosa" de Victoria, la mantica que le estoy tejiendo a Peladilla para ver si se olvida de la "chaise longue" y nada menos que un "Moët Chandon" de los viñedos de mi Vic :)  No es que conservemos el champan en la estantería, ojo, hace tiempo que vaciamos las burbujas en una fiesta para el recuerdo, pero conservo la caja para guardar los mil y un restos de ovillos que van quedando en el ir y venir de mis agujas :)



  Y por qué alondras? Porque Gabriela y yo nos negamos a permitir que se extingan como dicen que está sucediendo... porque no hay mejor compañía en los ratos de ensueño que el canto delicioso de una alondra. Lo identificáis? Os invito a descubrirlo si no es así. Por cierto! Esas que anidan en el salón de Gabriela son Daragón :)



  La pared sobre la casita me la ha llenado Dina ♥ Surgió de un intercambio inesperado en el que las dos disfrutamos tanto del dar como del recibir; seguro que conocéis la sensación... La niña luce como ninguna el estampado y el gorrito de paja con los que "Cherubín" rebosará su escaparate en cuanto llegue marzo, aunque lo que verdaderamente la encandila es la silueta en el horizonte del velero que reconcilió a Enrieta con la marea... Zarpó y amarrará en un puerto distinto al de nuestra playa, pero lo bailarán las mismas olas mientras ella se deja acariciar por aquellas mismas manos... El mar hizo jirones el barco de su juventud... llegamos a pensar que con él truncaba también su anhelada travesía, pero no hay tempestad que astille el corazón ardiente de mi dulce Enrieta como no hubo mujer que consolara a su marino desde el día en que creyó que la había perdido para siempre hasta aquel atardecer de mayo en que, al fin, de nuevo ella le miró a los ojos... No dejaré de contárosla, pero esta sí que es  historia para otro día :)



  No nos pongamos melancólicos que está asomando el cuco! :) Lo he intentado de cien mil maneras, pero esta es la mejor foto que he podido conseguir... 



  Lo he colgado en un pequeño tabique que yo misma hice para alargar la pared y por más que lo he intentado, no he conseguido que la cámara muestre al leñador que corta y apila la leña junto a la verja mientras las clavelinas se van abriendo arriba en la galería y el cuco entra y sale de su refugio de madera; intentad imaginarlo porque os aseguro que es un verdadero capricho :)

  En fin, a falta de explicarle a Carmen cómo fue la fiesta de bautismo de la vitrina que sí tiene nombre, poco queda en la salita por mostrar... de hecho, creo que solo he pasado por alto la mesita junto a la "chaise longue"... Siempre he suspirado al mirar los tapeticos de bolillos de Tere (Santiaga) y tuve la fortuna de que el destino me acercara uno hasta la Alameda ♥ Luciría perfecto en uno de esos muebles de colección que consiguen hasta cortarnos la respiración, aunque confío en que la humilde mesita de Gabriela y la compañía de uno de los cuencos de la colección "pocacosa" de Vic lo hagan sentirse igualmente querido y admirado :)




  Resumiendo... así es como se ve el salón :)



 Y en el centro, presidiéndolo todo como si la salita de la Alameda tuviera también su propia alma, la mujer hermosa que la ha inspirado...



...nuestra adorable y dulce Enrieta...    ♥



  Qué bien has sabido entenderla, Carmen! :) Te desvelo el misterio de la "Vitrina Lanjarón" :) Su nombre nace de una de esas jugadas magistrales a las que Enrieta nos tiene tan acostumbrados, verás... todas las primaveras, ella despedía el invierno tonificando el cuerpo y el alma con las aguas de Lanjarón. No estaba bien visto en aquellos tiempos que una mujer viajara sola así que, en la primavera siguiente al naufragio, cuando Enrieta anunció que esa era su intención, Encarnita y Sebastián -para espanto del matrimonio y horror de Enrieta- tuvieron que ingeniárselas, por orden de la familia, para reservar las mismas fechas en el balneario. Dos días antes del previsto para iniciar el viaje, un transportista dejó en la puerta de Sebastián la vitrina que luego rescató Gabriela con una escueta nota en la que Enrieta le pedía que se encargara de facturarla hasta Granada y le explicaba que nunca viajaba sin la vitrina donde guardaba sus juegos de toallas y el albornoz :) Aquella misma noche al pobre Sebastián le brotó una urticaria que, además de hincharle la cara como un Zeppelin, le impidió viajar y lo mantuvo recluido en casa con su Encarnita unos cuantos días más de los que Enrieta disfrutó de su soledad en Lanjaron, jaaaaa! Aún recuerdo las risas de Enrieta cuando nos lo contaba, los piononos que degustamos entre carcajada y carcajada y el desconcierto del transportista con las idas y venidas de la que desde entonces llamamos "Vitrina Lanjarón" :)

  Os contaría más cosas, pero de nuevo acaba de asomar el cuco... :)



 Cuesta cerrar la entrada porque con ella de alguna manera también se cierra  la puerta de mi pequeña "Maison Bois" que durante meses ha rondado mi cabeza y mi corazón. Es hora de abrir el paso a nuevos proyectos y nuevas historias. 

  Ojalá os haya encandilado tanto como a mí y ojalá haya sabido transmitiros el bienestar entrañable que me ha regalado desde aquella mañana en la que, por sorpresa, una amiga a la que quiero muchísimo me pusiera entre los brazos la casita de madera con la que jugó su hija ♥ 









:)

lunes, 28 de enero de 2019

Maison Bois: el salón (1)

  Aunque Gabriela y yo nunca tuvimos prisa, era ya hora de ir terminando su pequeña "Maison Bois"; la primavera no tardará y no queríamos que una casa destartalada nos recibiera al regresar del atardecer de abril en la Alameda :) Las cosas han ido bien así que antes de que las flores encuentren refugio en el jarrón que las espera, podremos ver caer la nieve desde el cobijo de la mullida "chaise longue" que es como en la casita nos ha dado por llamar al sofá. 

   Ya os enseñé algunos avances... la alfombra maravillosa de mi hermana Vic...


...el cojín de mis agujas :)


...la "chaise longue" con la mantica que tanto le gusta a Bronco :)


o la mesita sobre la que cayeron las primeras hojas al final del verano...


  Ha llovido con ganas desde entonces, pero por fin, y a falta de todos esos detalles que el tiempo siempre va añadiendo a nuestras escenas, ya podemos deciros eso de "vamos a la salita que estaremos más cómodas" :)

  Tuve claro, más o menos, el mobiliario con el que decorarla; entre otras cosas porque teníamos los detritus que teníamos; lo complicado fue encontrar el denominador común que hiciera que armonizaran unos con otros. Hay decisiones que llevan su tiempo y elegir el color de los muebles fue algo que nos tomamos con mucha calma. Al final nos decidimos por ese tostado indefinido que encaja como un guante con el papel de la pared y que envuelve la sala en un atmósfera perfecta de calidez y permite además que cada detalle sea protagonista de su rincón; estáis de acuerdo?  :)


  Chafardeamos?   :) 

  Una de las piezas que a mí más me gusta es la "Vitrina Lanjarón"; incluso cuando solo era un espantoso detritus se adivinaba en ella el porte estilizado y la apostura que tenía Enrieta con su albornoz de algodón egipcio y color pistacho :)


 Perfecto para guardar tesoros! Ahí están, por fin como a mí me gusta, parte de los libros que Carmen me ha ido regalando; mi Zarpas, inmortalizado en uno de esos "platicos Pekevasión" y las mini vitrinas de Azu ♥ Mi hermana Daragón tiene ese don que solo unos pocos escogidos tienen... :)


  Vic está en el estante de abajo :) Cada año, en la feria, nos regala muñequitas de fimo... esa es su Caperucita, la última que me quedaba por colocar. La última, ahí lo dejo... :) El de arriba es Rodolfo, nuestro búho de la buenasuerte :)


  Y en fin, como todas nuestras vitrinas de los tesoros, la "Lanjarón" también tiene su corazón colgando del pomo de la puerta, me encanta! :)


  A su lado, al fondo del salón, hemos puesto otra vitrina sin nombre; vale más por lo que guarda que por lo que es :)

   


  Las "cajicas bitel" de Vic son perfectas! Conservan las pequeñas cosas que siempre guardamos a la espera y a la par decoran y acompañan :) El platico que hay más abajo es un regalo de mi Pilimini que, lo mismo que Carmen (Pekevasión), creo que nunca falta en ninguna de mis escenas :) Al lado del plato hay un tarrico, lo veis? Fue un regalo de una compañera del foro... Me dio varios y me encantan porque los encuentro adorables. No recuerdo la ocasión, ni su nombre; seguro que alguna de vosotras sabéis quién es; no dejéis de decírmelo por favor!


 En el estante que queda justo a la altura de los ojos hemos guardado la colección de "Zuceno's" de Gabriela; no están todos los que son, pero sí una buena representación de ellos. El reloj de arena es de Mav; a Gabriela y a mí nos encanta mirar los "Zuceno's" mientras la arena sube y baja en ese reloj :)


 Sí, la vista no os engaña, tengo cinco primeras ediciones de mis favoritos de Beatrix Potter!!! :) Y sí, Pilimini me dio más de un platico de rosas... :)  Jaaaa!

 Cuando nos entretenemos en el último estante, Gabriela y yo solemos sentarnos en el banquito que hay debajo de la ventana... Así se disfruta mejor y sin prisa de mi Tilda de Carmen, del último jarrón que conservaba sin colocar de los que me regaló Vic y ahí lo dejo; y de ese periquito que, a estas alturas de la película, ya deberíais saber de qué manos ha nacido, jaaaa! Lo llamamos Bladimir porque habla sueco :)


 Os he mentado el banco más que nada para que reparéis en los estores de la salita Bois... lino y encaje encantador para proteger del sol el bolsito que Violeta regaló a Gabriela. 



  La bolica de pelo zanahoria es Peladilla :) No me preguntéis como conseguía llegar hasta allí, pero -desde que terminó julio- dormía cada día en los maceteros de los geranios que hay en la fachada... Una tarde lluviosa Gabriela la invitó a pasar... Ahora duerme en la mantica de la chaise longue; solo sale cuando Bronco sale y siempre vuelve de nuevo a casa con él. Gabriela dice que no, pero yo creo que la tiene un poco consentida...  :) 



  Mmn... La entrada ya tiene dos kilómetros, yo tengo que salir y la salita está a medio recorrer... Mi abuela solía decirme a veces que se me paseaba el alma por el cuerpo... debía tener razón porque nunca soy consciente del tiempo ni del espacio cuando estoy en la Alameda :) 

  Os dejo una foto-repaso de la entrada y prometo que volveré! 


:)
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