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domingo, 19 de abril de 2015

"Canelo de Silbalabí"


  Dicen que hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida, plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro... A mí se me ocurren unas cuantas más que todos deberíamos, cuando menos, intentar hacer, pero, de esas tres, la que me falta es el libro :) y, aunque siempre he sentido el gusanillo de tentar esa suerte, nunca me he decidido a hacerlo en serio... hasta hoy :) Será un libro de cuentos... pequeños cuentos y pequeñas historias, como esta...


  "Canelo de Silbalabí"

      Todos los habitantes de Silbalabí piensan que Canelo es un perro perezoso y un poco tontorrón.

Nadie sabe ni se explica de dónde ha podido venir, ni cómo es posible que, atravesando todo el pueblo, llegara hasta la fuente de la Plaza Mayor sin que nadie reparara en él. Porque Canelo llegó en el día de mayo en que Silbalabí celebra su Fiesta de las Rosas y ese día, todo el mundo sale a la calle con el primer rayo de sol para no perderse ni un solo pétalo de la fiesta más bonita que jamás un pueblo pudo celebrar. Pero eso, ni más ni menos, es lo que sucedió y cuando Don Marcelo levantó la vista mientras lanzaba miguitas de pan a las palomas de la plaza, allá estaba Canelo bebiendo con avidez el agua de la fuente fresca de Silbalabí.

Tampoco nadie tiene verdaderos motivos para tomar por tonto a Canelo, pero el color de su pelo, su aspecto simpático y  su carácter, apacible y bonachón, le han valido el nombre y esa fama desde que llegó.


Canelo es pequeño, despistado y un poco torpón, con ojos oscuros, profundos y vivarachos y unas enormes orejas que prácticamente arrastra por el suelo al caminar. Un perro alegre y tranquilo, siempre dispuesto a jugar con los niños, siempre paciente y cariñoso con todos.

Los silbalabianos no pueden resistirse a decirle algo, cada vez que se cruzan con él por la calle…”Eh, Canelo, tontorrón!” Y Canelo se detiene, los mira con esos ojos negros suyos, saca la lengua de esa manera que parece que estuviera riendo y empieza a agitar el rabo. Al mover el rabo, se le mueve también la cabeza y entonces sus orejas empiezan a oscilar de un lado para otro como si fueran las campanas de la torre, haciendo incontenible una sonrisa en quien lo mire. En el fondo -quien sabe por qué?- cuando miran a Canelo, todos se sienten un poco mejores de lo que realmente son. Y Canelo que lo sabe, siempre se deja querer un ratito y luego sigue su camino tan contento. A fin de cuentas, en Silbalabí él vive como un auténtico rey.


Mario, el tendero, le ha hecho una caseta con unas cajas de cartón que tenía en su trastienda y allí se pasa Canelo todas las mañanas durmiendo como un lirón. Nadie en el pueblo acierta a entender por qué duerme tanto, de hecho, nunca han conocido un perro que durmiera toda la noche y toda la mañana, pero Canelo nunca se levanta antes de que los niños empiecen a salir de la escuela. Cuando pasan al lado de su caseta, todos los chiquillos le llevan pedacitos que le guardan de su almuerzo y los van dejando en la vasija que puso allí Doña Marina. Así Canelo come como un faraón sin tener siquiera que molestarse en salir a buscar su comida.

Cuando llega  el invierno, Doña Matilde, la abuela de la farmacéutica, le teje mantitas y bufandas de lana para que no pase frío e incluso cada cinco de mayo, cuando el pueblo celebra la fiesta de las rosas, el alcalde deja subir a Canelo en lo alto de la carroza y eso lo hace inmensamente feliz, porque no hay aroma mejor en el mundo que el olor de las rosas de Silbalabí.

Lo que nadie sabe, lo que nadie intuye, lo que nadie sospecha ni podría llegar a imaginar jamás es que al llegar la noche, cuando la última luz de la última casa del pueblo se apaga, Canelo sale sigilosamente de su caseta, se despereza y empieza a batir sus enormes orejas, primero despacio, muy lentamente y luego cada vez con más y más fuerza hasta que se eleva hacia el cielo y vuela como un gavilán. Y sube y sube y sube… tanto que pareciera que llegara a tocar las nubes. Sobrevolando en círculos el pueblo, se parte de risa al ver lo chiquitito que parece y cuando se cansa, cambia de rumbo y vuela hasta el bosque de Silbalabí donde se posa, con mucho cuidado, en la rama más alta del árbol más alto y una vez allí, juega hasta el alba una partida al ajedrez con las lechuzas.





     Y creedme, no hay lechuza, búho, ni rapaz que jamás nunca haya sido capaz de ganar una sola partida a este perro Canelo de Silbalabí. 

Es tonto Canelo? :)

                     


 



        Y colorín, colorado... :)  Os ha gustado?


miércoles, 8 de abril de 2015

Hora de despertar! :)

  El frío invierno ya no está en el calendario... Hora de despertar!!! 


  Da pereza... :)


  Pero habrá que salir a buscar un tarrito de miel...


  Se llama Rosa y cabe en el espacio que ocupa un dedal, 


pero el invierno ha sido largo y ha soñado un sueño de esos que dan alas al corazón y no dejan más camino que volar hasta alcanzarlos.

  Soñó un atardecer y una noche cálida de leyenda... la envolvió un dulce aroma de azahar y dice que vio cómo el sol se recostaba sobre las torres... quiere encontrar la muralla, quiere verla vestida de luna y de luz de antorcha ... dice que quiere probar del agua que custodian los leones... 


  Vic!!! No la dejes que vaya de noche solica a la Alhambra! :)


lunes, 6 de abril de 2015

"Mini"


Porque soy chiquitica
Me dicen “Mini”
Pero soy una osita
De gran valor :)

Quien me tenga en su mano
Tendrá una estrella
Borboteando chispitas
En el corazón :)

Y si al verme sonríes
Aunque estoy seria
Cerrando los ojos
Verás el sol :)

Porque nada es verdad ni mentira
Como dice la canción
Solo es cuestión de que brote
Desde el alma una ilusión :)


Se acabaron las Pascuas pero ya brotan los tulipanes. Feliz regreso! :)
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