Ahora que lo pienso, no recuerdo haber oído nunca que la tía Enrieta se quejara de frío... la colección de echarpes y chales que siempre llevaba con ella a la costa era más coquetería que necesidad y os aseguro que nadie los ha lucido jamás como ella. En aquella casita al borde del mar las mantas nunca fueron gruesas y se reservaban en el altillo para las visitas frioleras que, de vez en cuando, recalaban allí para gozo de Enrieta y pesar mío. Gabriela ha heredado una parte de ese encanto para sostener con naturalidad un echarpe sobre sus hombros pero, sin embargo, prefiere tener las mantas siempre a su alcance a los pies de la cama y un edredón cálido sobre las sábanas de algodón... La cama de la alcoba es sin duda la pieza de la que más orgullosa me siento; cada vez que la miro me brota el acuciante deseo de recostarme en ella :)
El armazón de la cama es un detritus de anticuario. Gabriela y yo nos dejamos las uñas lijando, pintando, puliendo... Moldeamos una a una todas las rosas del cabezal y después las pintamos de rosa primavera :) Me hizo el honor de elegir mi letra de la suerte para el centro y yo la retribuí tejiendo los almohadones en los que pusimos al color la pasión que habíamos escatimado al cabezal :)
El edredón se lo debemos al gancho de mis amores y la mantica del pie de cama a mis agujas recién estrenadas :) Podría deciros que engalanamos las sábanas con encaje antiguo que compramos en la mercería del paseo antes de que la Sra. Andrea liquidara todo el stock de su difunto Manuel... viste mucho dejar caer eso de "encaje antiguo" cuando asoma una puntilla en una escena, pero lo cierto es que, cuando nos acercamos con esas intenciones, ya hacía días que la Sra. Andrea había echado las persianas y disfrutaba con sus amigas de las aguas en Lanjarón sin el más mínimo remordimiento, así que nos conformamos con un percal y un entredós sin pasacintas que nos recomendó el hijo de Doña Tomasa. Hay que ver lo que ha cambiado ese chiquillo desde que se casó con Encarnita San Martín. La pobre Tomasa ahora tiene que bregar sola y como puede con la pescadería mientras el chiquillo luce corbata en las "Galerías de Ultramar" que fundó el abuelo de Encarnita con las perricas que hizo su padre en las Américas de aquellos tiempos... Qué cosas pasan! :)
En la alfombra no os fijéis mucho porque le tenemos puesta la vista encima. Fue una de esas ocurrencias que se nos ocurren de vez en cuando, pero no resultó como esperábamos... Pese a todo, pensando más en Bronco que en los pies de Gabriela, decidimos colocarla mientras llega una mejor inspiración, aunque vaya "usté" a saber... esas cosas provisionales acaban la mayoría de las veces haciendo historia... la verdad es que nos hemos acostumbrado a verla y en conjunto nos encanta ese rincón :)
No sé si Bronco ha entendido el sentido subliminal de esa alfombra... creo que no...
Ya os he contado que en la alacena ascendida a mueblecito con encanto :) hay una cajita en la que Gabriela guarda sus bitel, pero no todas las muñecas están allí... :)
La de la pared es Valentina, regalo de Maite (Namasté) ; es una de esas niñas que alumbran las mañanas de domingo y detienen el tiempo cuando las miras jugando al diábolo o volando una cometa... ♥
...la de la cama es Lavanda Mary un tesoro nacido de las agujas de mi Victoria ♥ No debe medir más de tres centímetros así que no es fácil conseguir fotografiarla como merece; espero que sepáis apreciar la foto :)...
A mí me encanta cómo se ve arrebujadica sobre la cama... ♥
En fin... entiendo que a veces, cuando llamo a Gabriela, el teléfono me devuelva veinte tonos de llamada antes de que ella conteste... no debe ser fácil desperezarse de la ensoñación a la que invita esa camica de la Alameda :)
Veis la estantería? Cuando descansan las agujas, Gabriela lee... :)
Al ver su selección, no pude por menos que bordar unas flores para el estante :)
Recuerdo que en la entrada de la casita de la costa siempre había una Virgencica del Pilar que iba y venía con la tía Enrieta todos los veranos... Uno sabía donde estaba Enrieta solo con mirar la mesa recibidor de la entrada... si la Pilarica estaba allí, probablemente Enrieta había bajado a tomar un batido de albaricoque a la terraza de Cosme o había salido a comprar unas flores en el Mercado... Si en la mesa solo estaban el reloj y la bandeja de desahogo, Enrieta ya se había marchado o aún estaba por venir. Por eso Gabriela y yo no concebimos la casita de la Alameda sin la Virgen Daragón :)
Con el mantico rojo porque ese es el color de mi tierra, lo apreciáis? :)
El despertador es pura frivolité, a Gabriela la despiertan las cardelinas como a la tía Enrieta la despertaban las gaviotas :)
Nunca me convenció esa costumbre de Gabriela de dejar las zapatillas debajo de la mesilla, jamás vi cosa semejante en la casita de la costa...
...por eso, cuando sacamos del armario la cajita de los tesoros para rescatar la caracola, no me pude resistir...
Hay cajicas que no pintan nada dentro de un armario y si Bronco no se encela con la alfombra, yo prefiero ocuparla con las zapatillas :) Mmn... intento hacer memoria... no tengo muy claro de donde llegó esa cajita... os suena de algo? Jaaaaaaa! Carmennnnn!!! Gromaaaa! Esa foto no le hace justicia, voy a sacar otra so facto! Guan momen!
Ha habido que descolocar la mesilla pero bien vale la pena :) Creo que tejeré un corazón para el tirador de ese cajón... Os cuento un secreto... la lámpara sobrevivió al naufragio... una ola bondadosa nos la acercó hasta el rompeolas una tarde con la bajamar... :)
Quizá no lo creáis, pero hace rato que solo quedan migas en la lata de las galletas... empiezo a pensar que este paseo por la alcoba va a resultar tan largo como el que damos Gabriela y yo por la Alameda las mañanas de domingo :) Las luces están a punto de apagarse ya, veis?
Dicen que no hay dos sin tres y yo lo creo, así que volveré; si no os aburrís, a mí aún me queda alcoba :)
Dulces sueños!
:)