Doy por hecho que, a estas alturas, ya tendréis asumido que cuando me da un brote, me da un brote y hasta que no se me pasa, no se me pasa. Las dulces "bitel" me atraparon los dedos y el corazón y ahora que "ya he aprendido a tejer", el círculo se ha ensanchado y sigo girando en él :) Mi Azu se ha embarcado conmigo en este viaje y no puedo aventurar cuándo podremos bajar de esa noria :)
Con todo, la cabra tira al monte y mi monte siempre estuvo cuajado de pequeños guris de gancho lento... La verdad es que no hay demasiada diferencia entre el gancho aquel y las agujas con las que retozo ahora... hijos del mismo acero...
Aún no tienen nombre... Creo que es por la sorpresa que me ha embargado cuando los he visto salir de la chistera...
Sostenerlos en la mano me ha hecho evocar a Madelaine, a Zarpas, a Mamá Osa... Quizá pronto suene la hora de una nueva historia, de un nuevo libro... Quien sabe? :)
De momento las nenas están contentas y yo también; siempre he pensado que ningún niño debería dejar de tener una mascota...
Hay una corriente especial que circula entre una "bolica de pelo" y las manos de un niño... :)
Y ese jersecico azul? Pues nos llegó un sobre de la tía Azu, lalalalaaaaaa...
Con un abrigo para la nieve, que no termina de decidir si se queda o se va...
Y otro para los días de frío azul, con su gorrico, bufanda y too que se requiere... :)
No sé qué pensareis vosotras, pero Azu y yo somos de la opinión de que hay que tener un vestido escocés para esos momentos en que hablamos gaélico... Aaaaro!
En fin... que la noria no deja de girar y a nosotras no nos disgusta :)
:)