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lunes, 14 de diciembre de 2015

"El Pájaro Cascabel": la leyenda


Esta es la historia de un ermitaño que vivía en lo más profundo de la umbría de un bosque de ensueño y que siempre llevaba, prendido de su cinturón, un manojo de cascabeles.


Allí había construido su cabaña y en ella escribía y leía los libros más maravillosos que uno pueda imaginar. Cuando el cansancio lo vencía, salía y se distraía escuchando el canto de los pájaros, la melodía del viento agitando las hojas y los sonidos de las demás criaturas que habitaban allí. En el corazón del bosque se erguía un árbol centenario, frondoso e imponente, desde cuya copa, en los días más claros, podía adivinarse, a lo lejos en el horizonte, la orilla de un mar alborotado que el ermitaño jamás echaría en falta. Con el paso del tiempo, las ramas del árbol centenario habían crecido fuertes y adoptado caprichosas formas que le permitían trepar sin esfuerzo a lo más alto de su copa e imaginar que rozaba el cielo con las yemas de sus dedos mientras los pájaros, al reclamo de sus cascabeles, revoloteaban a su alrededor y lo deleitaban con una sinfonía que nadie hasta entonces había escuchado jamás. Y el bosque era un remanso.


Sucedió que una mañana, fue tan dulce el rumor de los trinos que, recostado sobre una rama del árbol centenario, el ermitaño cerró los ojos y se aventuró en un profundo sueño. De pronto, sin previo aviso, una terrible ráfaga de viento sacudió con furia la calma del bosque, enormes nubes, negras como la noche, encapotaron el cielo y una cascada de gotas de lluvia helada comenzó a caer sobre la hierba. Los pájaros, asustados, dejaron de cantar y el silencio despertó al ermitaño. Aún perdido entre el sueño y la vigilia, intentó incorporarse cuando una nueva ráfaga de viento le hizo perder el equilibrio y caer, quedando acurrucado e inmóvil a los pies del árbol centenario. Los pájaros se arremolinaron a su alrededor y aletearon con todas sus fuerzas alzando sus trinos contra el viento en un clamor que solo presagiaba muerte. El árbol, que tantas veces lo había acogido, agitó con furia todas sus ramas e inclinó su tronco en un desesperado intento de alcanzar su rostro para abrirle los ojos. Al esfuerzo, un crujido desgarrador recorrió su enorme tronco, resquebrajándolo en mil heridas de las que comenzó a brotar una savia espesa y tibia que cubrió de rojo el manto blanco de las campanillas que crecían a su sombra. Una a una, sus hojas amarillearon y comenzaron a caer cubriendo como una caricia el cuerpo del hombre en un vano intento de darle calor. Pero el ermitaño no se movió, ni sonido alguno salió de su boca.

Poco a poco, el viento fue tornando en brisa, la lluvia dejó de caer, los pájaros alzaron el vuelo en busca de un lugar lejano donde olvidar, el silencio se adueñó del bosque y el árbol centenario comenzó a languidecer.


Y así fue como los encontró la luna llena de abril cuando esa noche, radiante, se asomó al abrigo del bosque. Aquella luna de primavera, blanca y hermosa, siempre había estado secretamente enamorada de aquel árbol de belleza invulnerable, por eso, cuando lo iluminó con su dulce resplandor para rondarlo, el cielo entero se estremeció con ella y todo el bosque se conmovió contemplando su duelo.

Por un momento pareció que el tiempo se detendría en ese instante perpetuando la herida, pero las lunas llenas de primavera llevan la magia prendida en su luz y aquella luna de abril enamorada sabía que un árbol centenario  no debe morir. Y entre lágrimas, susurró…

“Porque durante más de cien años has sido mi amante y fiel compañero; porque primavera tras primavera has hecho de cada noche el sueño que he soñado cada día en dulce espera; porque sé que bajo tu corteza hay un alma hermosa de madera que aún palpita… esta noche te ofrezco mi corazón…”

 Y en medio de un resplandor que de nuevo prendió la noche, la luna susurró:

“Le daré nueva vida y será pájaro, así volverá al arrullo de tus ramas y ningún viento podrá hacerlo caer.

Haré que sus trinos suenen como música de cascabel y la primavera y los pájaros volverán para quedarse.

Pondré otro pájaro tan fantástico como él en este bosque y será su compañero. Nunca volverá a estar solo.

Tú reverdecerás y yo seré tu luna llena de abril y brillaré sobre un bosque de primavera”.

Y la magia de la luna enamorada envolvió la noche del bosque…


Desde aquel día, cada primavera en las noches de luna llena, se puede escuchar en lo profundo del bosque el batir de las alas de los pájaros cascabel y cuenta la leyenda que aquel que consiga escuchar sus trinos, siempre llevará en su corazón la alegría que inspira el sonido de un cascabel porque nunca estará solo...


:)

17 comentarios:

  1. Cada palabra tiene la magia de las leyendas.
    Un canto de esperanza y amor conmovedor.
    Que caecica tienes, jamía.:)
    Gracias por compartir este hermoso relato que llega al alma.

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  2. Solo falta un plano para encontrar ese tesoro para poder escuchar el trino de los pajaros cascabel y quiza poder verlos.
    Una maravillosa leyenda que me ha fascinado...me ha emocionado..me ha encantado..todas son preciosas pero esta me resulta especial.
    Un abrazo
    Maite

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  3. ¡Joe! Vamos que he visto el bosque, la luna y los pájaros. Hasta he escuchado sus trinos y el suave roce de la brisa entre las hojas..... Todo mientras leia tu cuento.... Que bonito, que bien te expresas y como llegas.....

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  4. Yo rocé el cielo con las yemicas de los dedos el día que te conocí,y me encanta revolotear alrededor tuyo como los pajaricos al ermitaño , y ojalá nos hagamos centenarias en nuestra amistad y cariño junto a otras dos pajaricas revoloteadoras .
    Que bonita leyenda por Dios bendito!
    besos

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  5. Ves como toda espera es buena ... como buena eres tu imaginando y escribiendo .. la historia es tierna y preciosa , la pena es no poder ir a ese bosque a escuchar los pajaros cascabel .. pero tu nos lo has contado tan bien como si estuviéramos allí. Besoss

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  6. Ohhh!!! que historia tan bonitaaa!!!
    Son preciosos!!! eres única.
    Bss apretaos!!

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  7. Transmitir sensaciones con unas palabras escritas,es un don que pocas personas poseen,pero tu lo consigues siempre,da igual que sea un cuento,una leyenda o una simple entrada en el blog...
    Desde que he empezado a sentir el dulce rumor de los trinos,la piel del ermitaño se ha convertido en mi piel y he podido notar todo el cúmulo de sentimientos que describe tu leyenda,una maravillosa alegoría del amor.
    Aún resuenan cascabeles en mis oídos.....
    Besos.

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  8. Que bonita y enternecedora historia, y qué bien lo cuentas todo.
    Los pajaros cascabel preciosos.

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  9. Un canto a la alegría, al amor y a tantos buenos sentimientos...eso es lo que desprende esta leyenda..."tú sí que eres un cascabel". Mmmmmmmmmmuá.

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  10. Uyyyyy, que bonito! Es una historia preciosa y los pajaritos hacen honor al relato.
    Un beso

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  11. Un relato tierno y conmovedor. Los pájaros preciosos.

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  12. ¡Plas, plas, plas!(apalusos). ¡Preciosa historia!
    Besitos

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  13. Hola Zulueta,
    ¡Qué historia encantadora y tales pájaros encantadores.
    Gran abrazo
    Giac

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  14. Preciosas letras, encantadora y conmovedora historia.

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  15. Bonita historia y bonita escena .
    Besitos

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